Los insecticidas son compuestos químicos de origen orgánico o sintético destinados a matar insectos de todo tipo, específicamente diseñados para cucarachas, mosquitos, moscas o pulgas, por ejemplo. Los insecticidas tienen importancia para el control de plagas de insectos en la apicultura o para eliminar todos aquellos que afectan la salud humana y animal. Estos compuestos tienen las siguientes características:
- Especificidad. Solo matan a los ejemplares de las especies para la que están diseñadas, pero no a las demás. Este es el motivo por el que existen, por ejemplo, insecticidas para avispas e insecticidas para hormigas.
- Baja toxicidad. Tanto para el ser humano como para el resto de la fauna. En este sentido, los mejores insecticidas no afectan en ningún caso a las abejas por ser fauna polinizadora y jugar un papel clave en el mantenimiento de los ecosistemas. Tampoco a las especies que habitan en agua dulce.
- Efectividad. El insecticida para el hogar o de uso profesional debe ser efectivo aplicando poca cantidad.
- Latente. Debe permanecer en el ambiente el tiempo suficiente para combatir la plaga. Sin embargo, no puede ser acumulable ni persistentes. Para ello, tiene que degradarse sin generar subproductos tóxicos.
- Precio reducido. El control de plagas es básico para la salud de los seres humanos. Por ello, debe haber insecticidas baratos muy efectivos.
Los mejores insecticidas tienen el objetivo de controlar y eliminar las plagas de insectos en cualquier espacio interior o al aire libre.
Los insectos son dañinos y pueden causar enfermedades en el ser humano, además son nocivos sobre cosechas agrícolas y deterioro de las condiciones de higiene de cualquier espacio. Por ejemplo, los insecticidas recomendados para cucarachas no solo acaban con estos seres tan desagradables para muchos de nosotros, sino también evitan que, al entrar en contacto con la comida, la infecten de las bacterias que portan.